viernes, 3 de mayo de 2019

Reto unidad 4: Autoestima y ansiedad. #NeuroEducaMooc.



Aunque ya llevo algunos años trabajando la Educación Emocional en el aula, este curso me ha hecho reflexionar sobre algunos aspectos que debo mejorar.
Otros  aspectos, como moverme continuamente por el aula, utilizar metodologías de trabajo cooperativo, disposición de los alumnos en grupos para fomentar el aprendizaje dialógico, dinámicas de cohesión grupal y emocional, etc. también las estoy  llevando a cabo en el aula, aunque siempre hay muchas cosas que puedo mejorar.
Antes
Ahora
Me centraba más en alumnos que desde mi conocimiento necesitaban más  ayuda en el plano emocional.
Debo centrarme en todo el  grupo, pues todos necesitan que se les anime y se sientan igualmente atendidos en el plano emocional.
Los temarios, los horarios  de las asignaturas, las prisas, en general, hacen que con frecuencia me centre más en el aspecto académico.
Procurar que los alumnos se sientan bien, más relajados, eso rebajará la ansiedad y fomentará la autoestima, con más pausas, más diálogos, más actividades cooperativas, ser menos estricta con los horarios…
Prestaba menos atención a mi forma de mirarles, a mi forma atenderles cuando me hablan.
Mirarles a los ojos, adoptar posturas que demuestren que les estoy poniendo mi atención.
Fomento la autoestima desde el día a día con frases alentadoras, de reconocimiento del trabajo bien hecho.
Fomentar  la autoestima con actividades y dinámicas que favorezcan la autoestima y no dejarlo sólo con comentarios favorables.

Como reflexión, primero, que pocas veces se habla del propio docente, de que también somos personas que durante el curso y debido a causas personales, familiares y laborales, sufrimos de estrés, ansiedad, escaso reconocimiento de nuestra labor, de problemas que nos afectan tanto que nos hacen llegar al colegio con un estado anímico que no es el más idóneo para afrontar el día a día emocional del aula. Así que cada mañana, procuro llegar temprano al cole, tener preparado todo para cuando toque el timbre y lleguen los niños, esto me hace desconectar de mi “yo personal” y centrarme  en mi “yo maestra”. Generalmente me funciona.

Por otra parte, hay casos de alumnos que manifiestan una problemática familiar, social, cultural, alumnos disruptivos, alumnos absentistas, con algún tipo de síndrome (TDAH, Asperger …), con problemáticas propias de ser tratadas por especialistas, a los que las administraciones no aportan los recursos necesarios para que se integren en el aula de forma plena. Trabajamos con ellos dedicándoles un esfuerzo continuo, que da sus frutos, pero que podrían  mejorar mucho si los recursos fueran los adecuados.

También he tenido  alumnos que sus estados emocionales requerían a veces ser tratados por especialistas, llegando a comentar situaciones en clase a las que yo no he podido hacer frente, pues no tengo las herramientas necesarias ni los conocimientos ni el tiempo  para dar una terapia. Algunas familias acuden con estos niños a terapias, pero en ocasiones, se niegan a reconocer esta problemática de sus hijos.

Con todo esto, llego a la conclusión de que la Educación Emocional es a  veces muy compleja de impartir, pero por poco que hagamos,  si lo hacemos bien, y para ello me ha sido útil este curso, siempre aportará mejoras.

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